09 abril 2008

Luis Picó y Fuensanta


Este que veis en la foto, una foto de hace más de cincuenta años, es Luis Picó. En los años cincuenta trabajaba en la pensión de sus padres, la pensión Avenida de Yecla. Teía entonces Luis dieciocho años y era así de guapetón. Por eso me río yo tanto en sus brazos. También porque me llevaba al mercado y a sus recados con él; según su propia confesión, cuando se cansaba de llevarme en brazos, me dejaba en un cesto de lechugas o de coles, y yo tan contenta. A lo mejor por eso he llegado a ser vegetariana. Todo esto ocurría en Yecla, en el año 1953. Yo no llegaba al año entonces y era feliz como nunca he vuelto a serlo. Es el destino de cualquier ser humano. Por eso estoy agradecida a las personas que me aseguraron que pasara lo que pasara, siempre habría un cesto de lechugas o coles para reposar, como Luis Picó.
Hoy Luis es un señor. Yo también me he hecho una señora. Sin embargo, algo de nuestra antigua alianza debe perdurar, puesto que su estupendo hotel en Yecla, el hijo próspero de aquella pensión de los años cincuenta, el hotel Avenida, me ha servido, como entonces, de cesto de verduras frescas. Allí me he puesto a mirar aquella hermosa ciudad, a descansar y a sonreír a todas las personas que pasaban. Han sido muchas y muy buenas. A una niña sentada entre verdor todo el mundo le sonríe. Muchas gracias, Luis, por lo de entonces y por lo de ahora. Lo de entonces lo había olvidado. Lo de ahora nunca lo olvidaré.

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